26 de abril de 2011

Fucking P*****t

Y tras un merecido descanso después de no hacer nada, i'm back. Hoy voy a  hablar de cierto concepto sociocultural que conforma una de las bases de la civilización occidental y mierdas similares, y del que me han preguntado ya mi opinión sobre él. Pues bien... me temo que se nota demasiado que llevo tiempo sin escribir. Así que, pasito a pasito. Hablemos sobre la perfección y mi concepto de ella.


-Eh, Kimber, he conocido a una chica, y creo que esta vez es la correcta.
-¿Ah, sí? ¿Y cómo es?
-Pues mira, tiene medidas perfectas, sabe cinco idiomas, entre ellos japonés y ruso, y trabaja en un hospital como cirujana. Además, cada año dona un montón de dinero a organizaciones. No sé, creo que es la adecuada.

Alto. Intenta escribir rápidamente todas las características de la persona con la que te gustaría pasar el resto de tu vida, intenta decir todo lo que quisieras que fuese. Su físico, su trabajo, su forma de pensar, todas esas cosas que "componen" a una persona. De forma inconsciente, describimos esas cosas que queremos en otra persona o incluso en nosotros mismos. Se trata de nuestro concepto de perfección. Pero, ¿es realmente perfecto?

Debido a la sobrexposición de anuncios publicitarios, al bombardeo de cuerpos perfectos, de sonrisas de infarto, de caras totalmente simétricas...nos hemos creado una imagen de lo que queremos en nuestra cabeza. Siempre hay algo más que podemos conseguir, aunque pocas veces se nos pasa por la cabeza pensar en cosas no materiales. ¿Es esto la perfección?

Sí, y no. Al menos para mí. Supongo que esta es una de esas palabras difíciles de definir.

Para mí, repito, para mí, la perfección en las personas  se basa en un equilibrio total, rodeado de una hermosa incoherencia. Me explico. Hay dos características que se suelen contemplar a la hora de hablar de perfección:

a) Físico. Como no. Vivimos en un mundo donde sin físico, no eres nada. No brillas. Acostúmbrate a no ser el centro del mundo si te faltan músculos, si estás gordo o no eres capaz de acostarte con una persona diferente cada día. No, obviamente el físico es importante, pero mi manera de valorarlo es un tanto distinta. Nacemos como nacemos, y eso es invariable. Y a pesar de eso, nacemos perfectos. Fuimos la mejor opción, los más preparados para este mundo y aquí estamos. Eso significa que nacemos perfectos. Somos la mejor versión que podría haber salido con el material genético de nuestros padres. Por tanto, simplemente tenemos que sacar el mejor provecho de ese material genético, y aceptarnos. Para mí, por eso, una persona perfecta físicamente es aquella que, con lo que hay, es capaz de sentirse atractiva, de aceptar su perfección y aumentarla todavía más. Y punto.

b) Personalidad. Aquí podría hablar largo y tendido. No estamos tan acostumbrados  a hablar de esto como lo estamos a la hora de hablar del físico. Y nos cuesta, al menos a mí, horrores. Pero es que aquí, se pueden decir tantas cosas... Por eso, para resumirlo, la auténtica perfección, mi forma de verla, es a través de:

c) La incoherencia. El surrealismo. La total y deformada visión de la realidad. Puedes ser simpático, divertido, inteligente, estúpido, borde, lo que quieras, pero tienes que tener tu propia marca. Una marca que no siga un patrón definido, un algo que te haga completamente distinto a los seis mil millones de vecinos que te rodean.  Algo que te consiga un hueco en la memoria de los demás. Si tienes eso, ya tienes un 50% ganado.

Y he ahí lo que considero perfección. Pa' ti, leñe.

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