28 de abril de 2011

Carta a una joven cantante

Oh, lo tengo que admitir. He caído. He caído bajo su hechizo. Ahora yo también soy uno de ellos. Lo sé, después de tanto tiempo insultando, después de tantas ofensas, sorprende mi cambio de actitud. Pero... he visto la luz. Y sí, tengo que admitirlo. Qué de cosas me he estado perdiendo. Es hora de decirlo, va, es algo que llevo queriendo decir tanto tiempo...
Ahora, yo también soy uno de ellos. "Ya es uno de los nuestros, oigo dentro de mi cabeza. Sí, señores... soy un belieber. O lo que viene a ser traducido a nuestra maravillosa lengua. Soy un creyente (bueno, en todo caso tendría que ser crellente, para equilibrarlo con la falta de ortografía y tal) Todos sabíamos que tarde o temprano tenía que pasar. Y solo os puedo decir que es tan maravilloso... Qué fascinante, qué espectacular... Qué asco.

No, lo siento. La verdad, es que solamente pensar en eso y me dan arcadas. Arcadas llenas de purpurina y flores de colores, pero arcadas al fin y al cabo. Si alguien, pequeño descuidado, pensaba que iba a hablar sobre la rata con objetividad y transparencia... pues toma chasco. No, ni mucho menos. Esto no sería un auténtico homenaje a J. B sin una larga tira de insultos y chascarrillos sobre su aspecto andrógino. Si la gente a pedido a Bieber... Bieber les daré.

Supongo que la gente ha de pensar que es muy fácil insultar a alguien cuando no lo tienes delante. Pues sí, y además, es muy divertido. Probadlo. Coged al famoso al que más rabia tengáis (8 de cada 10 personas cogerán a la ratita presumida) y haced algo así. Insultadle, desahogaos y prendedle. No sé por qué demonios se gasta el dinero la gente en psicólogos con estas terapias tan efectivas.

Pero a lo que vamos. Bieber. A pesar de todo, hace una labor social muy importante. No hay nada que una más fuertemente a las personas que un enemigo común. Desde el inicio de los tiempos. Primero fueron los dinosaurios, que la naturaleza se encargó de erradicarlos, Judas, tras traicionar al Mesías (que no a Messi, aunque a más de uno le gustaría verle crucificado), las Brujas, gracias a la Inquisición, Hitler, y ahora, en pleno siglo XXI, el querubín de los infiernos. Gracias, Justin (o Yustin, como he visto que prefieren pronunciarlo algunos) Bieber, eres el nuevo Irak.

Baby, baby, baby oooooh... Lo siento, pero solo tengo aceptación para las canciones que se basan en la repetición de palabras sin sentido para una persona, y Rebecca Black no llegó antes, pero ella lo necesita más (ve a Youtube, abre una cuenta, y vota positivo a la canción 'Friday', porque ella también necesita sentirse querida)

Y a vosotras, pequeñas promiscuas semiadolescentes, que sois como un disco rayado, en el que no dejan de sonar canciones como 'Pero qué pelo tan bonito que tiene' o 'Mírale, si es que es monísimo'. NOS TENÉIS HARTOS. HAAAAAARTOS. Y no digáis ahora que somos unos analfabetos de mierda, primero, porque para decir una palabra primero deberíais escribrirla sin faltas de ortografía. Segundo, que no nos gusten los gritos estridentes de la sirena asexuada no significa que seamos analfabetos. Que vosotras escribáis, en un supuesto alarde de originalidad el nombre de vuestro clan mal, sí es de analfabeto.

Pequeño castrati de voz infernal, this is for you. Me da igual que tus esbirras digan que ahora tu voz es mucho más masculina, que tus canciones ya no son una recopilación de la recopilación del único disco que has sacado, ni que tu pseudo-película en 3D (lo dije, el 3D solo iba a servir para sacar mierda de la pantalla) sea, como la definen las beliebers, o al menos la que yo conozco "una película en la que lloras, ríes, que te hace sentir". Que vale que yo sea un demagogo y no sea precisamente el ejemplo de objetividad, pero al menos, no he destruido la misma cantidad de cerebros adolescentes  en un año que la cocaína en toda su historia.

Y ya sabéis, niños y niñas. Never say Bieber. Póntelo, pónselo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario