Hoy es uno de esos días de avance. Uno de esos días en los que las leyes de la física no funcionan y todo está sumergido en el caos, aunque a nuestro alrededor todo fluye correctamente. El tiempo se ha vuelto loco, el espacio se distorsiona a nuestro alrededor. Nada está en su lugar pero todo parece correcto. Notamos el cambio, y lo aceptamos. Puede gustarnos, o puede que no. Pero da igual lo que hagamos, las cartas están puestas sobre la mesa, y aunque hayamos conseguido estabilizar el núcleo, el resto del reactor sigue en peligro.
Hoy es uno de esos días, en que da igual lo que hagas, los pasos que des, las palabras que digas. Es uno de esos días en los que hagas lo que hagas, todos los caminos te llevan al mismo punto.
Y ese punto, ese final que te encuentras, es el final que llevas todo el día buscando. Es el más apropiado, el que hace menos daño y con el que debes conformarte. Han sido tus pasos los que te han llevado hasta él, y a pesar de que has seguido correctamente todo el camino, te sigue sin convencer.
Es más, no es que no te convenza. Lo odias. Sabes que no puedes vivir en esa historia, sabes que así no es como quieres que acaben las cosas. Has luchado mucho, has caminado y caminado durante muchísimo tiempo y ahora no te vas a rendir, por más que todo el mundo se empeñe en decir que ese es tu final.
Pero da igual. Las leyes de la física han vuelto a fluir correctamente. El tiempo avanza, el espacio se mantiene estable, y todo sigue como estaba antes. Nada ha cambiado, solo que tus piernas te están llevando sin querer hacia ese punto. Todas las fuerzas del universo parecen confluir en eso. Tienes que concluir, tu tiempo se ha acabado. Tienes que coger el final, y tragártelo.
Y tú, simple mortal, que ni puedes alterar el universo, ni puedes negarte a la voluntad del universo, accedes. Alargas la mano y notas el mal gusto que tiene, te preguntas como algo tan amargo sea el final feliz que te mereces. Esa puta te sigue jodiendo, pero tú, sin poder hacer nada, coges, agachas la cabeza y satisfaces su voluntad aceptando no hacer nada.
Pero no soy así. Puede que otros se dejen ganar tan fácilmente, pero yo no. He conseguido derrotar a mi enemigo más fuerte, yo mismo, y aquí estoy, escribiendo día sí y día también. Mierda, pero al fin y al cabo mierda que he conseguido crear. Estoy aquí, sentado, luchando contra esa parte que me grita que no lo haga, e intento callarle.
Así que, por más que todos los hechos me digan lo contrario, por más que todos mis pasos me hayan llevado hasta aquí, por más que haya intentado evitar la confrontación, en algún momento, me tendré que enfrentar a mi propia gravedad, tendré que luchar contra mi propia fuerza, contra mi orgullo, y aceptar mis debilidades
Si no, el único camino que me queda es el establecido. Y, si por algo me he destacado en toda mi vida, es por no haber hecho eso nunca
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